TRILOGÍA EN TRES PARTES II

Parte 2. Rendición de la hora


Y en tales circunstancias se me ocurre componer esta aburrida trilogía que se completa con un libro extraño que llegó a mis manos por el azar más absoluto. Un día empezó a llover, y yo salí a la puerta de la calle a comprobar con qué intensidad estaba derramándose el agua sobre nosotros, así que extendí el brazo con la palma de la mano hacia arriba, como Augusto Pérez, y en lugar de lluvia me cayó este libro. Tiene la portada rosa tirando a color carne y no hay título ni nombre del autor, sólo hay impreso una especie de círculo temporal o reloj de sol. La contraportada es completamente blanca, sin nada. Y sólo si uno mira el canto puede conocer el título del libro: Rendición de la hora. Consta de tres partes, y ya no diré nada más sobre él. Es de un artista que se llama Isidoro Valcárcel y si no recuerdo mal, creo que me documenté algo sobre él y descubrí que el libro formaba parte de una obra más extensa del artista, una especie de concentración de ideas y obras que formaban el grueso de una de las etapas de la producción artística de este hombre.
Como yo no tengo mucha idea de la obra de Isidoro Valcárcel Medina, ni del lugar que este libro ocupa dentro de ella, me he limitado a leerlo. Y me sorprendió muy gratamente. Fue una lectura agradable y profunda en muchos momentos, más somera en otros. No me importaba perderme algo si no le prestaba mucha atención porque sabía que cada poco tiempo leía una frase o un pequeño párrafo que me hablaban directamente como hace mucho tiempo que no sentía que me hablaba una frase o un párrafo pequeño. Por ello, debería haber vuelto a leerlo para escribir una reseña como dios manda y publicarla el próximo sábado a las tres o las dos de la madrugada, pero como ya dije antes, estoy leyendo a Vila-Matas y a Proust, y esto ya es demasiado: seguramente no podré volver a leer nada en unos cuantos años. Por ello, en lugar de releer Rendición de la hora y reseñarlo como es debido el sábado a las tres o las dos de la madrugada, voy a hacerle un homenaje como es debido el sábado a las tres o las dos de la madrugada: una lectura de su obra: la tercera parte de esta trilogía.

2 comentarios:

  1. Tillator, el sábado a las dos estaras borracho, a las tres también, y el domingo con resaca. Son cosas que el tiempo no puede cambiar, manque llueva.

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  2. Bien Roberto, bien. Cada vez me gusta más la serenidad y claridad que narras. Un abrazo.

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