La sinagoga de los iconoclastas

Y resulta que voy un día a casa de un buen amigo (el mismo con el que comentaba la jugada del Ensayo sobre la ceguera, que ya un día os hablaré de él porque os lo advierto: es un gran poeta y pronto le van a conceder el premio nobel por lo menos), y estábamos hablando precisamente de La literatura nazi en América[1], o a lo mejor hablábamos de la Historia abreviada de la literatura portátil de Vila-Matas, no lo recuerdo bien porque sin duda se nos mezcló la conservación con el gran J. Rodolfo Wilcock. Y no es que se trate de buscar fechas a ver qué libro fue primero, ni es que tuviéramos la más mínima pretensión de acusar de plagio a nadie (nada más alejado de la realidad); simplemente descubrimos una pequeña relación entre ellos y yo, que soy así de metomentodo y que ya no sé con qué rellenar las entradas del blog, pues me fijé en las fechas de publicación, que ahora mismo además voy a citar de memoria porque no tengo los libros al alcance de la mano, y porque así me desacredito un poco, si es que aún tengo algo de crédito.
Y resulta que yo empecé el periplo por el de Bolaño, el más reciente de todos, publicado, si no recuerdo mal, en 1992. Y a raíz de esta conversación de la que os hablo, o quizás antes, leí la Historia abreviada de la literatura portátil, publicada si no recuerdo mal en el año 1988, y que nos habla de una serie de artistas y escritores de la vanguardia que traman una conspiración que por lo visto hacen llamar “shandy” y que para pertenecer al grupo, entre otros muchos requisitos, es fundamental que la obra del artista en cuestión quepa dentro de un maletín. Lo que sucede es que los nombres con los que juega Vila-Matas son nombres de artistas que existieron realmente[2], como Picabia, Duchamp, O’Keefe, Tzara y otros que no recuerdo. Y por supuesto, las historias que nos cuenta, perfectamente biogáfricas en lo que al género se refiere, son a la vez perfectamente ficticias.
Y resulta que después de esto, y después de esa conversación con mi amigo, o después de otra conservación que tuvimos, le robé prestado su ejemplar del libro de Wilcock, La sinagoga de los iconoclastas, de cuyo autor nunca antes había tenido noticia alguna, y que resulta ser argentino de nacimiento pero desarrolló su obra en Italia.
Y resulta además que publicó este libro en 1972, y la primera versión en castellano vio la luz diez años después, en 1982. Y en esta extraña sinagoga, que no será necesariamente de judíos, sino de fines ilícitos (ver sinagoga en el DRAE), se dan cita personajes variopintos de diferentes épocas y distintas ramas del saber humano: José Valdés y Prom, telépata filipino; Jules Flamart, autor de la novela-diccionario; Aaron Rosenblum, utopista que abogaba por la vuelta al año 1580; Absalon Amet, inventor del Filósofo Universal; André Lebran, inventor de la pentacicleta; algunos científicos metafísicos como Symmes, Teed o Gardner, con sus disparatadas teorías sobre la naturaleza del planeta Tierra y del universo; Alfred William Lawson, que disponía de una universidad propia en la que sólo tenían cabida los estudios de lawsonomía…
Y resulta que, claro, con este libro en la mano no podía dejar de imaginarme a Bolaño partiéndose de la risa al leer la descripción de las puestas en escena del director teatral catalán Llorenç Riber, o la lista de inventos del canario Jesús Pica Planas. ¿Y qué quiero decir con todo esto? Pues nada, que sin ánimo de minusvalorar por supuesto a Bolaño[3], es cierto que hay veces en que consideramos que una persona es un genio (y en verdad lo es), pero no por eso deja de ser precisamente eso: un ser humano como tú y como yo.


[1] Como podéis comprobar, mi vida se compone únicamente de acciones ligadas a los libros de los que hablo en el blog.
[2] Si queréis que os sea sincero, lo cierto es que yo no puedo corroborar este dato, puesto que no conocí a ninguno de ellos personalmente.
[3] Que además no tengo ni la menor idea de si leyó a Wilcock o no.

5 comentarios:

  1. Historia abreviada lit. portatil es de 1985.

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    1. Muchas gracias por ayudar al descrédito de este blog aclarando que la Hª abr. lit. portátil es de 1985. Es usted el lector idóneo que siempre deseé.

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    2. Gracias, me alegro de que te guste, tu blog también está muy bien, muy conciso y ordenado, es lo que me habría gustado hacer de haber sido capaz de organizarme...

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